Me atrevería a asegurar que compré este libro por su aspecto y su título, hace ya cuatro años. Mentiría si dijera lo contrario. Suelo hacerlo. Suelo dejarme engañar por las portadas bonitas y los títulos originales. Éste llevaba además en él el nombre de mi droga favorita: CHO-CO-LA-TE.
"Sabor a chocolate", de José Carlos Carmona, consiguió engatusarme e irse conmigo, no superó la prueba final: ser leído inmediata y completamente. Me limité a empezarlo, pero por su peculiar estructura en cien capítulos MEGA cortos (capitulines) no acabó de engancharme. No me suelen gustar ese tipo de escritos, rápidos de leer, con frases cortas y lectura sencilla.
Hace un par de días lo rescaté de la pila de "LIBROS PARA LEER", y en unas dos horas lo ventilé.
Amor, tristeza, casualidades y desgracias pasan por delante de tus ojos mientras descubres los entresijos de la familia Trapolyi. Sabores dulces y sabores amargos son los que deja esta novela. Al igual que el chocolate. Narrada como si fuera una partida de ajedrez, con algunos movimientos rápidos, otros más meditados, en la que las piezas son los diferentes personajes envueltos en la historia de esa familia, todos con un carisma que te hace apreciarlos a todos y cada uno, es una buena lectura para una tarde relajada. Una tarde de sol, para mi gusto.
Una vez leída esta novela, he estado tentada a comprarme "Sabor a canela", del mismo autor. Pero me he echado atrás. Primero, porque leer seguido del mismo autor no me gusta. Y segundo, por si es una decepción. ¿Alguien lo ha leído?